Edad Moderna
La Edad Moderna es el tercero de los periodos históricos en los que se divide tradicionalmente en Occidente la Historia Universal. La fecha de inicio más aceptada es la toma de Constantinopla y caída definitiva de todo vestigio de la antigüedad, cuya ciudad fue destruida y tomada por turcos en el año 1453, coincidente en el tiempo con la invención de la imprenta y el desarrollo del Humanismo y el Renacimiento.
Tradicionalmente también se usa el Descubrimiento de América (1492) porqué está considerado como uno de los hitos más significativos de la historia de la Humanidad.
En cuanto a su final, la historiografía anglosajona asume que estamos aún en la Edad Moderna (identificando al periodo XV al XVIII), mientras que las historiografías más influidas por la francesa denominan el periodo posterior a la Revolución francesa (1789) como Edad Contemporánea.
En Huesca:
Siglo XVI.
Etapa de crecimiento demográfico en la ciudad, que contempla la consolidación de la Universidad de Huesca, pero también el nacimiento, en 1583, de la Universidad de Zaragoza, a cuya fundación los oscenses se opusieron sin éxito. En 1515 se termina la catedral y en 1520-34 Damián Forment esculpe en alabastro su retablo mayor. En 1526, los musulmanes oscenses se convierten, de manera obligada, al cristianismo. De mediados de siglo son el busto de plata de San Lorenzo y la ermita de San Jorge. La diócesis medieval de Huesca-Jaca es desmembrada en tres obispados (Huesca, Jaca y Barbastro). En 1575 la imprenta llega a la ciudad. A fines del siglo XVI nace el escudo actual de Huesca, con el jinete lancero, el lema VV Osca y la muesca.
Siglo XVII.
Época de crisis poblacional, con la peste de 1651-52 como última gran epidemia catastrófica sufrida por Huesca en su historia. En 1610 fueron expulsados los moriscos oscenses, a pesar de llevar ochenta años siendo cristianos.
Se fundan nueve conventos ―cinco masculinos y cuatro femeninos―, que se suman a los siete ya existentes en 1600. De este siglo son algunos de los monumentos más importantes de la ciudad: iglesias de San Lorenzo y Santo Domingo y la fachada del Ayuntamiento.
Siglo XVIII.
Esta centuria, una vez superadas las graves consecuencias de la Guerra de Sucesión, fue un periodo de crecimiento de la población, que alcanzó de nuevo, 500 años después, el nivel de fines del siglo XIII: unos 8.000 habitantes. La Guerra de Sucesión, que se prolongó en Huesca entre 1705 y 1711, constituye un punto de inflexión decisivo. El antiguo concejo fue suprimido por el rey y sustituido por un ayuntamiento formado por un corregidor, por lo general militar, y doce regidores oscenses de cargo vitalicio.
La Universidad de Huesca vive un periodo brillante: cientos de estudiantes catalanes acuden a ella, al haber sido cerradas por el monarca las Universidades de Cataluña, y se encarga un conjunto de pinturas muy notables, incluidas dos de Goya, para su Teatro o Paraninfo. En el siglo XVIII, además de la conclusión del edificio de la Universidad, la decoración de la iglesia de Santo Domingo y la remodelación de iglesias medievales como Salas, se construye la iglesia de San Vicente (la Compañía).
En Quicena:
Durante estos siglos cabe destacar la construcción del Retablo de Montearagón, tallado por Gil Morlanes, padre, en 1506, que se hizo para la Iglesia del Castillo de Montearagón y posteriormente llevada al presbiterio de la Catedral de Huesca y la edificación de la Iglesia Parroquial de la Asunción de Nuestra Señora de Quicena en el siglo XVIII.