El Manicomio
Los manicomios fueron concebidos a comienzos del siglo XIX como hospitales para curar el alma. En Quicena, entre 1915 y 1918, se construyó un observatorio para dementes que pretendía solucionar las malas condiciones en que hasta entonces se alojaba a los locos de la provincia.
La historia del manicomio de Quicena es efímera, pero se percibió el esfuerzo que la Diputación de Huesca y su arquitecto, Francisco Lamolla, hicieron para crear una estructura digna y acorde con los avances de una arquitectura muy específica, programada para este tipo de instituciones.
Fotografía: en obra de Mª José Navarro Bometón
(Foto: F. Heras, c. 1922. Fototeca de la Diputación de Huesca)
Después de la Guerra Civil, el Manicomio quedó devastado y abandonado. El bando republicano aisló a los enfermos y personal médico, primero en el pueblo de Tierz, y posteriormente fueron llevados al "colegio Marista Les Avellanes", en Os de Balaguer (Lérida).
Según MªC. Blasco, el manicomio ha estado regentado durante los últimos años por la Familia Porta, ya que en sus aledaños tienen granjas donde se crían de aves de corral.
Documentos relacionados:
El Observatorio de Dementes de Quicena (Huesca)